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¡Los niños también necesitan respirar!

Aunque los niños son energía en constante movimiento y eso es realmente lo ideal, ellos necesitan conseguir apaciguar muchos de sus momentos de caos.  Pocos son los adultos que reconocen sus emociones y saben gestionarlas adecuadamente, no nos han enseñado a hacerlo, el mensaje siempre ha sido “cálmate”, “no pasa nada”, “no llores”… y así solo hemos aprendido a reprimir, incluso, a ver ciertas emociones como negativas.  Debemos educar a las nuevas generaciones en una cultura de procesos infinitos, enseñarles que las emociones son necesarias, partes del ser humano y su naturaleza social, pero desde la tranquilidad, la conciencia de saber que el control lo tiene cada uno, que es necesario identificarlas, aceptarlas, experimentarlas, para poder discernir y ser capaces de resolver esos procesos cuando sea necesario. Los pequeños necesitan mucho orden, límites, estructura; el caos genera desasosiego y en mi experiencia como educadora, la práctica del yoga desde muy pequeñitos, les ayuda a conocerse, a relajarse, a centrarse y a ordenar pensamientos y emociones. En mi escuela, con los niños de 2 a 3 años, los cambios fueron significativos. Parece increíble pensar que con esa edad pueda accederse a ellos mediante la práctica yóguica y es increíble cómo lo viven, cómo lo reciben y cómo lo hacen suyo. Las rabietas se vieron aplacadas y los conflictos en diferentes rutinas minimizados.   Ellos necesitan calma, para reiniciarse y reconocerse a ellos mismos y a los demás.   

     Las emociones nos invaden constantemente y si funcionamos desde una postura de rechazo, de bloqueo, de no reconocimiento, es imposible observar objetivamente y entender que no somos esas emociones, que pasan por nosotros, pero tenemos la capacidad de soltarlas, sin añadirles prejuicios, ansiedad o incluso culpa.

     El yoga para niños es una herramienta maravillosa, que debería  incluirse en las rutinas de los colegios, acompañada de una asignatura de gestión emocional, sería esencial para el individuo y su desarrollo integral; poco a poco se están viendo cambios y los resultados son favorables. 

     El sentido último del yoga, es crear armonía, equilibrio y paz en la persona, lo que a su vez repercutirá en su relación con su entorno de una forma positiva.

     En este espacio, iremos compartiendo diferentes ejercicios y artículos que nos servirán de guía y ejemplo.   Y os invito, si tenéis niños  cerca, a que os animeis a presentarles este mundo tan útil, este camino de bienestar y equilibrio, que seguro apreciarán.

Ana María González Valeiras

valeiras33@gmail.com

Profesora de yoga y mindfulness para niños y adolescentes de la escuela Om Shree Om, profesora de Hatha Yoga de la escuela de Amba Dugo Yoga, Licenciada en Educación mención Ciencias Sociales, Educadora infantil y Máster en trastornos del habla y el lenguaje.